Personajes Alfonso Diez |
Un par de años antes de que Miguel
de la Madrid concluyera su mandato presidencial, realicé una investigación
que concluyó con un análisis de cada uno de los posibles presidenciables,
tratando de adivinar quién era el “tapado”, como se le decía entonces al
escogido por el presidente en turno para sucederlo en el cargo.
Califiqué 12 ó 13 parámetros en cada uno de los analizados, tales como
inteligencia, personalidad, capacidad de mando, organización y hasta alcurnia.
Quedaron dos en la recta final: Bartlett
y Salinas de Gortari; al terminar los cálculos correspondientes ganaba Salinas de Gortari.
Unos días después obtuve información que revelaba que la CIA había descubierto que Salinas era el “tapado” y la publiqué,
eso confirmaba mi análisis.
Años después, casi al terminar el 2001, especulando sobre los posibles
candidatos a la Presidencia de México para las elecciones de julio de 2006, concluí, como seguramente muchos otros,
que los partidos mayoritarios escogerían a Santiago
Creel, por el PAN, Roberto Madrazo,
por el PRI y Andrés Manuel López Obrador,
por el PRD.
Solamente fallé en el pronóstico sobre el abanderado del PAN porque no
era probable que el que era Secretario de Gobernación en esos días cometiera
errores que lo mostrarían como un hombre débil. Enfrentó con temor al grupo de
hombres con machetes que se oponían a la construcción del aeropuerto que
requería la Ciudad de México en San Salvador Atenco y les concedió todo lo que
pedían, debilitó su cargo, debilitó la imagen presidencial y todo por su temor,
no a los machetes, sino a perder la candidatura y por eso la perdió; claro, hay
que añadir el hecho de que los que seleccionaron al candidato del PAN fueron
precisamente panistas, no la población, y escogieron a un auténtico panista que
inclusive había sido presidente del partido.
Este hombre, Felipe Calderón,
conquistó la candidatura y ganó la presidencia.
Nadie imaginaba que un personaje que renuncia a una Secretaría de Estado
tras ser amonestado por el Presidente de la República iba llegar hasta el final
en primer lugar.
Roberto Madrazo se vislumbraba peligroso. Eran conocidas sus tretas, su denuncia por un
supuesto atentado contra su persona cuando se dirigía a su casa cercana al
Ajusco sin chofer. Acusaba a agentes de la Procuraduría General de la República
de ser los autores del mismo. Finalmente no comprobó nada. Pero ya desde que se
conocieron sus trampas para llegar a la gubernatura de Tabasco y el rechazo a
la solicitud del presidente Zedillo para que renunciara y lo acompañara con un puesto en el gabinete se adivinaba
en él a un hombre tramposo. Los hechos de los últimos días lo han confirmado.
Mucha gente creía en Andrés
Manuel López Obrador, inclusive muchos que pensaban que merecía el
desafuero, porque efectivamente había violado la ley, seguían creyendo en él.
Fue desaforado por el congreso, pero lo perdonó Fox. Algo parecido a lo que sucedió cuando buscaba la candidatura
para ser Jefe de Gobierno del DF: su credencial de elector era de Tabasco y no
tenía los cinco años de residencia necesarios en el DF para aspirar a una
candidatura, “lo dejé llegar”, declaró después Santiago Creel, “si hubiera yo insistido lo hubiera dejado fuera de
la candidatura, porque tenía las pruebas y lo hubiera dejado fuera, pero pensé
que le podía ganar en las elecciones y lo dejé competir”.
Ni Fox, ni Creel se imaginaban lo que sucedería;
qué arrepentidos deben estar de haberlo perdonado, no hay enemigo pequeño.
Seis años después estamos ante la misma apasionante pregunta: ¿Quiénes
llegarán a la final por los tres partidos mayoritarios?.
Tras la derrota del PRI en el 2000, ya no es el destape ni el dedazo lo
que prevalece para casi tener la seguridad de que ahí está el próximo
Presidente de México.
Ahora el candidato de cada partido puede salir de cualquiera de estos
cuatro cargos: Secretario de Estado, gobernador, coordinador de una de las
bancadas del congreso o presidente del partido; claro que el abanico está
abierto, pero es difícil que surja de cualquier otra posición.
Comencemos el análisis por el PRD porque uno de ellos, López Obrador, lleva un año en campaña
y va a emplear a fondo todas las armas a su alcance para no dejarse arrebatar
la candidatura del PRD para ser Presidente de México.
Ni Carlos Navarrete, ni Javier González Garza, coordinadores de
los senadores y de los diputados en el congreso respectivamente serán capaces
de enfrentarse a su líder, han demostrado ampliamente que no sólo no se le
opondrán, sino que son capaces de caer hasta en la ignominia, de mentir, de ir
contra sus propios lineamientos políticos con tal de que AMLO llegue como abanderado del PRD a las elecciones del 2012, así
que están descartados.
Leonel Cota, presidente actual del Partido de la Revolución Democrática, está en la
misma posición que los anteriores, pero además va de salida, así que no se le
debe tomar en cuenta.
Pero Jesús Ortega, no Encinas, si obtiene la presidencia del
PRD puede convertirse en un verdadero rival de AMLO. No ha sido explicito al respecto, pero es posible deducirlo
de sus dichos y de sus actos.
Ebrard debe su cargo al frente del gobierno del DF a López Obrador. Su identificación con éste es notoria, su deseo
filial de quedar bien con el padre (hay una transferencia paterna evidente que
se refleja en cada paso que da Marcelo),
su sumisión, su intolerancia a cualquier cosa que pueda significar un obstáculo
para que el líder cumpla sus propósitos lo han llevado al punto de no admitir
ya no el diálogo, ni siquiera una foto con el presidente Calderón, a pesar de que gobierna una entidad
federativa. El político, valga la expresión, debe hacer política, no
berrinches. El gobernante serio y responsable debe comportarse con altura de
miras, por el bien de sus gobernados y no es el caso de Marcelo, que actúa como niño al que le arrebataron un juguete y no
quiere jugar a las canicas; así que ahí tampoco hay un candidato en ciernes a
la presidencia, por mucho que haya quienes crean que al final se enfrentará a López Obrador.
Quedan, entonces, dos posibles candidatos para el PRD, Andrés Manuel López Obrador y, si
obtiene la presidencia de su partido, Jesús
Ortega.
(Continuará en el próximo Personajes)
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